El calor y sus efectos en los deportistas
Los deportistas frecuentemente deben realizar sus entrenamientos en condiciones meteorológicas adversas. Un elemento que más preocupa a entrenadores y deportistas es el calor, ya que al realizar ejercicio en ambientes calurosos el rendimiento disminuye considerablemente.
El calor que producimos aumenta la temperatura interna del organismo. Cuando estamos en reposo, el cuerpo está estable entre los 36-38 ºC, durante el ejercicio alcanza y se mantiene alrededor de los 38 y 40 ºC en condiciones normales. Para mantener esa temperatura durante el ejercicio, hay que enfriar al cuerpo expulsando calor, porque si no, el organismo se sobrecalienta y disminuye algunas de sus funciones como habilidad muscular y el cerebro deja de actuar con la misma destreza y rapidez.
El cuerpo es una máquina perfectamente equilibrada, pierde calor a través de la sangre que recoge el calor del interior y lo envía a la piel; esto sucede porque el calor se evapora mediante el sudor y por radiación del cuerpo por contacto con el aire.
Por otra parte, si la humedad es elevada el sudor no se evapora con la misma eficacia que en un ambiente seco y, en consecuencia, se suda más en el intento de equilibrar la temperatura, perdiendo más agua y comprometiendo la hidratación y el mecanismo regulador de la sangre.
Recordemos que el sudor hace perder calor cuando se evapora del cuerpo. Si la humedad en el ambiente es elevada, el sudor no se evapora y, por lo tanto, su función está disminuida y se persiste en la sudoración. En ese momento, si el deportista no se hidrata de forma correcta, la deshidratación limita la habilidad del cuerpo para perder calor y aumenta la tasa de degradación del glucógeno muscular, por lo que se disminuyen las reservas de nutriente y llega la fatiga de forma prematura (por la deshidratación y por la falta de combustible), haciendo que disminuya la habilidad física y la toma de decisiones (Maughan et al., 2012).
Por esta razón es fundamental la hidratación, recordemos que los carbohidratos o hidratos de carbono son el principal combustible durante el ejercicio y que las condiciones ambientales de temperaturas altas y humedad pueden acelerar la pérdida de glucógeno muscular, siendo en este momento que la conjunción “hidratación y bebida deportiva” son inseparables para mejorar el rendimiento físico.
Además, se debe considerar que las bebidas deportivas deben reponer los electrolitos perdidos en actividades prolongadas; es decir, deben compensar el sodio y potasio que se pierden mediante el sudor.
Si se deja de lado la reposición electrolítica en aquellas actividades en las cuales el esfuerzo físico se prolonga por más de 4 horas (ciclismo, triatlón, maratones, tenis, etc.), es posible entrar en el riesgo de una hiponatremia (o intoxicación por agua), condición en la cual los niveles de sodio en la sangre están muy por debajo de lo normal. Durante esfuerzos de más de 4 horas, no se debe consumir únicamente agua pura ni grandes de ésta porque puede ocasionar un desplazamiento de sodio del medio extracelular hacia el intestino, lo que generaría una aceleración en la reducción del sodio plasmático.
Como vemos, ante un entrenamiento o competencia en un ambiente caluroso es recomendable, además de aprender a hidratarse de forma adecuada, el realizar un periodo de aclimatación previo para atenuar la pérdida de rendimiento físico y mental.
En Fortia Nutrición contamos con diferentes marcas y variedades de hidratación, siempre es mejor que consultes con tu nutriólogo qué tipo de bebida requiere tu organismo.
Un atleta informado es un mejor deportista.
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- Blanca Fernández
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